jueves, 3 de mayo de 2007

salmo 2

Creo en ti,
sin tener rasgos de tu cuerpo.

Creo en ti,
como creo en el amanecer
y en las puestas de sol por las tardes,
como en las infinitas estrellas
de la alfombre negra del cielo.

Creo en ti señor,
como creo en la vida y en la muerte.

Creo en ti,
como la ráfaga de viento y fuego
que fulminan
el silencio de mi paz,
de mi inocencia
y de mi ser.

3 comentarios:

Gonzalo Del Rosario dijo...

Manya tus poemas son tan existenciales que me dan ganas de suicidarme.
Por otro lado, se espera la próxima publicación de "Castillo de Arena" para comentarlo . . . y manda tu blog a todo el lonsa . . . YA PE OE!!!

Anónimo dijo...

"Creo en ti,
Creo en ti,
como la ráfaga de viento y fuego
que fulminan
el silencio de mi paz,
de mi inocencia
y de mi ser".


me gusta esa parte, y se puede aplicar a cualquier tipo de creencia. nosotros creemos en las personas como la ráfaga de viento y fuego
que fulminan
el silencio de mi paz,
de mi inocencia
y de mi ser.

sheyla dijo...

solo cierro los ojos...
y eso basta¿?