miércoles, 5 de diciembre de 2007

SINDICATO

Después de la acostumbrada reunión del sindicato, Alberto salió satisfecho por la prolongación de la huelga y las nuevas manifestaciones acordadas. Cada día acudía temprano a las reuniones del sindicato y salía a perifonear por las calles contra el gobierno y las injusticias sociales. En una de las marchas por las calles trujillanas Alberto sintió un escalofrío y el sudor de angustia discurría por su frente. Escuchó de uno de los secretarios del sindicato que el gobierno había accedido a los reclamos y exigencias planteadas durante la huelga. Alberto pensó en lo que haría de ahora en adelante, su vida consistía en estar en contra de las injusticias sociales, y por ende necesitaba que existan injusticias sociales. Los reclamos en las calles eran su día a día, y si el gobierno solucionaba las necesidades de las personas, ya no tendría sentido reclamar. Al fin, después de algunos minutos, Alberto suspiró aliviado al darse cuenta que, históricamente, el gobierno siempre mentía al pueblo y que las injusticias sociales y la lucha de clases eran parte de la historia de la humanidad.

2 comentarios:

Gonzalo Del Rosario dijo...

A mi criterio, lo más importante en una narración es el mensaje. Si no tiene un buen sustento ideológico, la historia se queda en el vacío.

Y las tuyas son muy ricas en ello (Castillo de Arena) puesto que dejan pensando al lector.

. . . al final de cuentas, las cuestiones estilísticas las corrige el editor.

Pero como hay mucha gente que carece de ellos, y quizás nunca logren nada más . . . no lo comprenderán.

Ricardo Calderón Inca dijo...

"-", "-"...?????
Bueno me pareció un relato que le falta algo de intriga, ya me suponía desde del principo que acabaría así...pero...eso no le quita lo meritorio de tus oscilaciones entre: "LA NECESIDAD DE LAS CONTINGENCIAS Y VISCISITUDES"
=Þ‼